No recuerdo cuando yo lo conocí, por aquellos días no era feliz, era un ser destruido que andaba perdido. El destino quiso ponerlo ante mi, no recuerdo nada tan solo sentí, su mirada increíble, como un rayo invisible, me hizo ver el camino, me tomo entre sus brazos, me curo las heridas y lo quise. Yo no se hasta cuando lo voy a tener, solo se que tengo miedo a perder a ese rayo invisible, porque ha hecho posible devolverle a mi vida el camino correcto, el pisar siempre firme y el amor.